El aluminio es un mundo aparte, es el metal mas abundante en la corteza terrestre (más que el hierro) y el segundo metal usado en estructuras. La soldadura del aluminio y sus aleaciones es diferente a la realizada en aleaciones metálicas ferrosas, es mejor conductor eléctrico y térmico que el hierro por lo que es más difícil controlar el charco de metal fundido y dado que forma una capa de óxido de aluminio o alumina en su superficie que lo protege de la atmósfera y el ambiente que lo rodea se requiere retirar esta capa para que exista mojado y se pueda realizar la unión soldada mediante metodos mecanicos, quimicos, electricos u otros.
Otra dificultad adicional al soldar alminio es su bajo punto de fusión, por lo que si no existe un buen control del aporte térmico se presentan o faltas de fusion o descuelgue del charco. Es importante conocer la composición de la aleación a soldar y su condición de entrega (temper) para seleccionar el procedimiento y material de aporte, aunque es posible realizar uniones autógenas en la mayoría de situaciones no se recomienda. Soldar aluminio no es imposible, es diferente y se deben tomar controles adecuados.
En los procesos por arco electrico son recomendados GMAW y GTAW; si bien existen algunos electrodos revestidos para aluminio, el proceso SMAW resulta con excesiva porosidad en la soldadura por lo que no es recomendable para aplicaciones estructurales y sucede así en los códigos. La zona afectada por el calor es la zona más débil de las uniones soldadas y donde probablemente ocurra la falla, el calor ablanda esta zona con un recocido parcial y/o sobreenvejecido.
Las aleaciones de aluminio pueden ser o no tratables térmicamente, en las tratables pueden realizarse tratamientos térmicos postsoldadura para recuperar algo de la resistencia mecánica perdida.
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